viernes, 5 de noviembre de 2010

U2 - No line on the Horizone

Nos toca hablar del último trabajo del archifamoso grupo irlandés U2.

A estas alturas, poco se puede decir de ellos que no se haya dicho ya.
Posiblemente, se trata del mayor grupo de rock contemporáneo que hay en la actualidad.
Quizás, lo más importante es que se han convertido en referencia de la música popular de los últimos 30 años, ejerciendo gran influencia en numerosos artistas, y creando un estilo propio, perfectamente reconocible, debido fundamentalmente a la característica voz de Bono y su peculiar manera de cantar, así como al estilo de tocar la guitarra de The Edge.
A esto se le une el buen hacer de Larry Mullen en la batería, y al indudable protagonismo del bajo de Adam Clayton.

Los cuatro se acoplan perfectamente, facturando canciones épicas y grandilocuentes, que en su gran mayoría, son himnos; canciones casi pensadas para ser interpretadas en grandes estadios.

Hace años leí una biografía del grupo en la que se mencionaba que, en sus inicios, Paul Hewson era un cantante mediocre, tirando a malo; y por eso se le puso el apodo de Bono Vox (Buena Voz).
Carecía de técnica vocal, y cantaba de forma impulsiva.
Sin embargo, esta última cualidad, unida a la enorme personalidad que destilaba, es lo que llevó al batería Larry Mullen a elegirle como vocalista del nuevo grupo que estaba intentando formar.

Nunca ha tenido Bono una garganta de largo recorrido, pero sí un estilo propio indiscutible, que combina la voz rasgada con el falsete; y una gran dosis de pasión, que pone en todas sus interpretaciones.
Tiene una forma de cantar casi mesiánica, a lo que suma unos movimientos perfectamente estudiados, que le confieren una pose de líder de masas.
Es un auténtico frontman, pero no solo del grupo, sino de toda una generación, que ha crecido con su música y su personalidad, ambas inseparables.
Es todo un espectáculo verle en directo. Hay pocos cantantes en el mundo que manejen a miles de personas en un estadio como lo hace él.

En cuanto a The Edge, tampoco se trata de un guitarrista excepcional; ni siquiera está entre los más destacados.
Pero tiene estilo propio, que es tanto o más importante que poseer una técnica complejísima.
Utiliza para sus riffs principalmente las 3 primeras cuerdas de la guitarra, y toca sobre todo en cuartas.
Como ejemplo más ilustrativo, el riff de la canción Where the streets have no name es el que mejor define su forma de tocar (frecuentemente imitada).

El contrapunto de tono grave de las canciones lo pone, como no, el bajista Adam Clayton, dotado también de personalidad propia, tanto en la forma de tocar como en la pose.
Tiene un gran protagonismo en las composiciones del grupo.
En no pocas canciones, lleva el peso melódico (With or without you, Somedays are better than others....).

Por último, Larry Mullen.
Lo más importante y destacable que podemos decir del batería, es que fue el artífice de la formación del grupo, que ya es mucho decir.

Han publicado hasta la fecha, 12 discos.
Unos de mayor éxito comercial que otros, pero todos de una gran calidad compositiva y de sonido (a excepción de Zooropa, que contiene algunas canciones excelentes, pero un sonido un poco deficiente).

Lo más increíble que han conseguido es que cada disco tenga personalidad propia y suene distinto que el anterior, sin repetir la misma fórmula; pero con un denominador común: el inconfundible sonido U2.

Este último disco que comentamos se publicó en febrero del 2009 (tienen preparado un lanzamiento inminente de otro disco con 12 canciones que son descartes de las sesiones de No line on the Horizon).
No se trata de uno de sus discos más destacados.
De hecho, ni siquiera está entre los 5 mejores.
Más bien, es algo mediocre en su conjunto.
Va descaradamente, de más a menos, como ya pasa en otros álbumes de la banda.
Algunas canciones (White as snow, Breathe...) podrían tener un pase en un disco repleto de buenos temas; pero en uno como este, en el que los grandes momentos son muy escasos, lejos de aportar algo, tienen un efecto negativo, empequeñecen el resultado final.

El inicio es bastante prometedor, con dos temas al más puro estilo U2: No line on the Horizon (con la guitarra y la batería marcando un fuerte ritmo, y un grito marca de la casa; típica canción de la banda para grandes estadios), y Magnificent (que ha sido uno de los singles; el comienzo de la canción es muy bueno, creando un climax que hace presagiar la explosión sonora que se avecina; guitarras propias e inconfundibles de The Edge, con un breve solo con slide).

En tercer lugar, llega la primera balada del álbum, Moment of surrender (intro con teclados; bien interpretado por Bono, aunque los coros del estribillo no creo que esten a la altura; buen solo templado de guitarra), y después una canción que se podían haber ahorrado, Unknown caller (de lo peor del disco).

I´ll go crazy if I don´t go crazy tonight es la típica canción que no puede faltar en un disco de la banda. Muy buena.

El sexto corte es de lo mejor: Get on your boots; curiosamente, es la canción que más se aleja del estilo del grupo; fue el primer single; en los coros y en el desarrollo recuerda mucho a Queen.

Stand up comedy es el último tema digno del cd, que debería acabarse aquí; muy buenos coros y voces solapadas de Bono.

A partir de aquí, poco o muy poco: Fez-Being born (el primer minuto sobra, literalmente; y el resto, también; no aporta nada; prescindible), White as snow (?), Breathe (interesante percusión e introducción de las guitarras, con las notas de piano dando color; original interpretación de Bono, aunque al tema en conjunto le falta fuerza, feeling y pasión; esta canción, interpretada por ellos mismos en la época de Rattle and Hum, sería un bombazo), y Cedars of Lebanon (insufrible e infumable; la diferencia entre un disco que acaba con una canción como The Wanderer, y otro que acaba con Cedars of Lebanon, es lo que hace que uno, el primero, sea un gran album, y el segundo sea una obra menor).

DISCOMETRO5

A grupos y artistas como estos, que nos han regalado tan buenos momentos a lo largo de los años, siempre se les exige un poco más; ellos mismos han puesto el listón muy alto.
Pero eso no les exime de firmar trabajos coherentes y dignos, reciclándose y reinventándose si es preciso.



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